El Premio Nobel que Trump no merecía: La crónica de una obsesión y los logros inflados

Fecha: 11 de octubre de 2025

Durante meses, la escena internacional fue testigo de una campaña insólita: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reclamando a gritos el Premio Nobel de la Paz. Su estrategia se basó en adjudicarse la resolución de al menos siete conflictos globales, una afirmación que se desmorona ante el más mínimo escrutinio. El viernes 10 de octubre de 2025, el Comité Noruego puso fin a su sueño al otorgar el galardón a la líder opositora venezolana María Corina Machado, desatando la furia de Trump y sus seguidores, pero también dejando al descubierto la frágil veracidad de sus autoproclamados logros.

Las "guerras terminadas": Una lista cuestionable

Trump afirmó repetidamente haber "terminado siete guerras", incluyendo conflictos entre India y Pakistán, la República Democrática del Congo y Ruanda, y Egipto y Etiopía, entre otros. Sin embargo, la verificación de estos logros revela una realidad muy diferente:

La obsesión por el Nobel

La campaña de Trump por el premio fue tan pública como desesperada:

La realidad frente a la retórica

Mientras Trump se presentaba como pacificador, sus políticas contaban otra historia:

Conclusión: Un reconocimiento merecidamente negado

La concesión del Nobel de la Paz a María Corina Machado, quien dedicó el premio al "sufrido pueblo de Venezuela" y al propio Trump, representa una ironía histórica. Mientras Trump buscaba desesperadamente el reconocimiento mediante afirmaciones exaggeradas, el Comité Noruego honró el trabajo silencioso y arriesgado de una mujer que lucha por la democracia en condiciones adversas.

El episodio deja una lección clara: la paz genuina se construye con acciones verificables y diplomacia consistente, no con campañas de autopromoción y narrativas infladas. Trump no necesitaba un Nobel para validar su presidencia, pero su obsesión por obtenerlo reveló más sobre sus prioridades que sobre sus logros reales como pacificador.