El encuentro de dos almas en la cumbre del poder

La conmovedora anécdota del reencuentro entre Bolívar y su maestro Simón Rodríguez

Por Luciano Suarez | Septiembre 2025
Encuentro entre Simón Bolívar y Simón Rodríguez

Esta historia transcurre en 1826. Por aquel entonces, Bolívar se encontraba en el pináculo de su gloria. Acababa de liberar a cinco naciones y era el presidente de la Gran Colombia. En su residencia, una multitud de generales, ministros y cortesanos lo rodeaban, ansiosos por su favor y reconocimiento.

Un día, mientras Bolívar estaba en un balcón, una figura anciana y encorvada, de aspecto humilde y ropas modestas, se abrió paso entre la multitud. Su rostro, surcado por las arrugas del tiempo, mostraba una inmensa sabiduría y una serenidad que contrastaba con la pompa del entorno.

Cuando Bolívar lo vio, su semblante se iluminó. Ignorando a los nobles y militares que lo rodeaban, corrió hacia el anciano, lo abrazó con una ternura infinita y, con lágrimas en los ojos, lo presentó a todos:

"¡Miren a mi maestro! ¡Es mi maestro, el que me enseñó a pensar! ¿Ustedes lo conocen? Yo lo he traído a la patria para que ella lo conozca y lo quieran".

— Simón Bolívar

El anciano era Simón Rodríguez, el "Robinson de la América del Sur", el hombre que le había inculcado a Bolívar los ideales de la Ilustración, el amor por el conocimiento y, sobre todo, la convicción de que la educación era la base de la libertad.

La lección de gratitud y humildad

El gesto de Bolívar fue un acto de nobleza que conmovió a todos los presentes. En un mundo donde el poder y la gloria a menudo ciegan a los hombres, el Libertador demostró que su más grande tesoro no era el poder de las armas, sino la luz del conocimiento que le había sido entregada por su maestro. Esta anécdota subraya la profunda humanidad de Bolívar, su capacidad para la gratitud y su convicción de que la verdadera grandeza se encuentra en reconocer las raíces de nuestro ser.

Esta historia ha sido corroborada por el historiador venezolano Tomás Polanco Alcántara en su obra Simón Bolívar: Ensayo de una interpretación biográfica a través de sus documentos, donde se destaca el profundo respeto y amor de Bolívar por su mentor.

Aquel abrazo entre el Libertador y su maestro no fue solo un encuentro, sino un testimonio eterno de que las lecciones de la infancia pueden forjar el destino de una nación, y de que la nobleza de un líder reside en la humildad de honrar a quienes lo ayudaron a encontrar su camino.

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